martes, 17 de marzo de 2009

Rafael Vargas Bernard: al borde del límite

Rafael Vargas Bernard está serio. Se acomoda sus anteojos negros y ofrece algo de tomar. Observa atentamente a su entrevistador y tras la primera pregunta luce más relajado, recorre con la vista el espacio en su apartamento sanjuanero y contesta.
Gesticula con las manos y enciende su ordenador; también ofrece algo para picar.
Está claro que no se golpeará contra la mesa del centro, ni le lavará las manos a nadie durante las próximas dos horas, después tampoco.
Son aguas profundas en las cuales navega este joven artista quien ha hecho del performance o las acciones su lenguaje principal de expresión artística, el cual puede combinar con vídeo, sonidos, dibujos y objetos creados, entre otros medios.
De caracter apacible, Vargas Bernard imagina una situación, la ataca desde todos los frentes posibles y cuando siente que la domina involucra al espectador en una experiencia lúdica y violenta para dejarlo lleno de interrogantes. Se ha golpeado contra objetos, ha motivado a otros para que le peguen, y hasta le ha lavado las manos a las personas, para purificarlas de sus pecados.
Su trabajo no está dirigido a la contemplación, aunque nos detengamos a observarlo. Más bien insiste en hacernos partícipes. Asegura que por ahora sus proyectos están enfocados en ¨desarrollar una situación donde la acción la crea el participante¨.
De esa manera el artista se distancia un poco de trabajos o acciones previas donde enfrentaba sus límites y nos obligaba a mirarlo y al mismo tiempo a cuestionarnos nuestros límites. Sus presentaciones van directas a confrontar los niveles de tolerancia y permisibilidad de cada cual.
Ejemplo de esto han sido sus acciones ¨Arrastrarse por la cuneta¨ y ¨Lobotomía¨. En la primera se arrastró cuesta arriba por la calle Del Cristo en el Viejo San Juan para dramatizar la literalidad de una frase de uso común entre los puertorriqueños como es ¨arrastrarse por la cuneta¨. Mientras, en ¨Lobotomía¨ confinó en un salón de la Escuela de Artes Plásticas (EAP) en San Juan, a un grupo de estudiantes ante los cuales comenzó a golpear su frente contra un libro colocado sobre una mesa. En ambos casos las reacciones de los espectadores fueron documentadas en fotografías y vídeo, medios prácticos para dar fe de acciones efímeras como son los performances.
Al hablar del tipo de acción que realiza, conocida como ¨endurance performance¨, Vargas Bernard ha dicho que ¨lo que hago es llevar al cuerpo hasta un punto que es un esfuerzo sobrehumano y mantenerme en ese punto¨. Explica que tales trabajos están relacionados con lo que llama ¨el masoquismo puertorriqueño¨, y añade que en la Isla, sobre todo en asuntos políticos, ¨uno sabe que algo nos va a hacer daño, una decisión por ejemplo, y la seguimos tomando¨.
El performance tuvo su manifestación más concreta en los años 60 con artistas conceptuales como Bruce Nauman y Vito Acconci, entre otros. Pero sus orígenes comienzan a principios del siglo pasado con los artistas dadaístas en el Café Voltaire en Suiza, donde mezclaban varias disciplinas en sus presentaciones artísticas.
Incluso, algunos estudiosos van un poco más atras y empiezan a ver manifestaciones filosóficas en los futuristas, que antecedieron el performance.
Las nuevas propuestas de Vargas Bernard poseen una carga violenta menor o diferente a sus trabajos anteriores. Podría hablarse de otro acercamiento a situaciones extremas, que resultan ¨ingenuas¨ en un principio, pero no lo son.
Basta mencionar su presentación en la Galería 356 donde realizó cerca de un centenar de dibujos sobre papel, y como si estuviera en una subasta, comenzó a aumentarles el precio a cada uno mientras se los comía. El que deseara quedarse con un dibujo lo podía pagar y retener la porción que el artista no había masticado.
Consistía de un acto antihigiénico e inusual mediante el cual se tragaba el arte como producto de consumo. Una crítica directa a la objetualidad del arte, muy propia de los artistas conceptuales y fluxus que impulsaron el performance.
Vargas Bernard destaca que su intención es que el espectador forme parte activa de su pieza para explorar la relación artista-espectador. Dice que hay una intención de controlar a la gente mediante una acción, ¨y ver cuánto la gente me puede controlar¨.
De esta manera convierte al espectador en parte de la obra-acción, aunque no necesarimente implique el pensamiento de George Maciunas, quien a principios de los 60 decía que ¨el artista no debe hacer del arte una profesión. Todo es arte y todos pueden hacerlo¨.
Respecto al performance expresa que lo prefiere como medio porque ¨abre la puerta al caos y a lo no planificado. Siempre pasa algo no esperado. Está completamente abierto a cualquier cosa¨. Comenta que prefiere trabajar sus ideas en solitario, aunque ha participado en colectivos, como el grupo dedicado a las acciones, Puntos Suspensivos.
Por el momento, Vargas Bernard, admirador de Nauman y de Marina Abramovic, le da forma a nuevos proyectos que incluyen vídeo y acciones, entre otros.
En cuanto al futuro del arte, declara que le gustaría decir que las expresiones artísticas estarán concentradas en lo que son ¨experiencias efímeras, pero el mercado impulsará más experiencias interactivas¨.
¨Me gustaría decir algún día que el arte del futuro reflejará la cultura, pero la cultura ya realmente no existe porque la determina el mercado y el consumo de productos¨.
Mientras culmina sus estudios en la EAP y sigue desarrollando proyectos, expresa que lo importante para los artistas jóvenes como él es ¨no pensar que su carrera ya empezó y seguir experimentando¨.

sábado, 7 de marzo de 2009

Kristine Serviá: El atentado a ser organizada

Kristine Serviá organiza cosas en muchos sentidos. Es una preocupación de la artista de 29 años, que en un principio nos puede parecer una inclinación de raíces domésticas, pero trasciende esas enseñanzas que nos persiguen desde pequeños, de mantener siempre un orden.
Lo notamos en algunas de sus obras. Es la intención de organizar, ejecutada en cada dobles de una hoja de papel, en cada presilla insertada en papeles y sobres, en cada tachuela enterrada. Lo vemos en la disposición de los elementos que haya decidido utilizar para crear una pieza artística.
Sea una exposición, una acción o en la creación de una obra ¨siempre caigo en la organización de cosas. Es el atentado a ser organizada¨, comenta Serviá, quien proximamente completará un máster en The School of the Art Institute en Chicago.
Aunque asegura no ser tan organizada, lo parece. A su encuentro con El Naufragio de las Palabras en un Café en Hato Rey se muestra comedida, su tono de voz es moderado y mientras transcurre la conversación piensa con detenimiento cada oración.
En sus piezas ¨Domestics Diagrams¨, ¨Transactions Series¨ e ¨Inventario de pliegos¨, está clara la búsqueda del orden. La primera es la instalación de varios organizadores plásticos a modo de armario transparente suspendido en la pared, con compartimientos en diferentes tamaños. En cada hueco, cuántas historias, cuántos secretos, cuántas frustraciones y cuántas alegrías cabrán.
Armario-diaro, diagrama de la memoria cotidiana en cada pieza de vestir, en cada zapato, prenda o accesorio. La transparencia del plástico hace público lo privado, pero Serviá lo presenta vacio y lo vuelve enigmático; así le confiere carácter.
¨Inventario de pliegos¨ consiste de innumerables sobres, papeles y notas de diversos tamaños, agarrados con presillas y organizados como rompecabeza. Retirar una pieza significaría alterar el orden. Es la existencia predispuesta, invariable, sin derecho al libre albedrío.
Creadora del proyecto expositivo Publica y gestora de otras iniciativas entre artistas, Servíá, al igual que la mayoría de los artistas entrevistados para el proyecto 10CONTEMPO realiza un arte conceptual, en el cual utiliza principalmente la instalación, el performance y la fotografía.
Además de su afán por el orden, su otro foco de interés son las publicaciones. Pero no sólo como vías para la transmisión de información, sino como objeto creativo el cual combina con diferentes medios.
¨Sí utilizo mucho el trabajo en el formato de publicación, pero sigo utilizando la fotografía, el dibujo y el performance. Lo que realmente me interesa de eso es la pieza como objeto de colección¨, destaca Serviá, quien realiza la tercera y última edición de Publica durante la próxima Trienal Poligráfica del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Para este evento no estará en la Isla por lo que Beatriz Santiago se encargará de la coordinación y montaje.
Publica, según cuenta, surgió como una iniciativa donde se exhibían piezas alusivas a las publicaciones. Comenzó como un panfleto doblado en el cual se documentaba una recopilación de trabajos y luego se realizaron dos exposiciones en =DESTO (Santurce, 2007) y en AREA (Caguas, 2008), con la colaboración de W/N.
¨Me parecen interesantes las estrategias de publicación. Sobre todo como los artistas fluxus utilizaban estos medios. Mi trabajo tiene muchas características del arte conceptual, pero en términos de filosofía tiene más de las ideas fluxus¨, añade, y menciona a Dick Higgins como uno de los artistas que la ha influenciado.
Higgins, quien nació en 1938 en Inglaterra y falleció en 1998 en Cánada, fue compositor, poeta y uno de los primeros artistas del movimento fluxus. Realizó varias publicaciones sobre artistas y en los años 60 acuñó el término ¨intermedia¨ para referirse a su trabajo inter disciplinario. Concepto muy presente en los artistas contemporáneos.
Mientras, el movimiento fluxus surgió a principio de los años 60 y planteaba precisamente el uso de medios interdisciplinarios para realizar sus obras, que incluían las artes visuales, la música experimental y la literatura. Se proclamaba el ¨anti arte¨ porque estaba en contra del arte tradicional como objeto comercial.
Desde que Serviá estudia en Chicago, luego de completar su bachiller en Imagen y Diseño, y Escultura en la Escuela de Artes Plásticas en San Juan, le han surgido otras preocupaciones y comenta que ¨he pensado mucho en varias cosas, en la realidad de lo inmediato, de cómo afecta a otros y viceversa¨.
En la Ciudad de los Vientos realizó un proyecto en el cual involucró a un notario para documentar su existencia a través de su trabajo. Primero ocurrió la visita a su oficina, luego la redacción de una affidavit y finalmente llevó el documento a otro lugar para validar la existencia de esa persona ante terceros.
Ese proyecto está dentro de los performances que realiza Serviá, quien a diferencia de otros jóvenes artistas puertorriqueños que presentan acciones, como Rafael Vargas Bernard, Vanessa Hernández y Abdiel Segarra, ella lo hace generalmente si espectadores. Dice que se siente más cómoda trabajando de esa manera, donde ejecuta una acción y se documenta con vídeo o fotografía y posteriormente la presenta.
En ese caso descarta la participación inmediata del espectador y le confiere un espacio más estático frente a su obra. Descarta que su método responda a la timidez.
Luego de un tiempo en Chicago, a donde han emigrado varios artistas jóvenes para continuar estudios o impulsar sus carreras, Serviá observa la escena local del arte y opina que ¨están pasando muchas cosas interesante en la Isla, pero creo que hay que meterle mano al asunto con más fuerza¨.
Se refiere a que los proyectos que se desarrollan ¨no sean una frivolidad, un capricho, que sean en serio. Estamos en un momento de muchos cambios políticos, económicos y sociales, y eso es bueno para el arte si se trabaja con seriedad¨. Además, recomienda que los artistas ¨deben considerarlo todo - en cuanto a los medios para realizar sus trabajos-¨.
Por lo pronto, destaca que le gustaría seguir haciendo proyectos de arte, organizando exhibiciones, continuar con la idea de trabajar en equipo, ¨y me gustaría publicar, ya sean libros de arte o catálogos de exhibiciones¨.
Está claro que el atentado a ser organizada seguirá presente.