domingo, 28 de diciembre de 2008

Omar Velázquez: al rescate de los borrados

Al paisaje de Río Piedras, con su vida universitaria, las ventas de quemazón, la ¨convergencia¨ social, el deterioro, las librerías, los viejos edificios, la modernidad del tren eléctrico y los deambulantes, se han sumado recientemente otros personajes.
Se trata de figuras conocidas pero no observadas. Son el referente de los malolientes, los que piden la peseta, los que duermen cada mañana en las marquesinas de las tiendas mientras los otros caminan al trabajo, la Universidad o a donde sea.
¿La novedad? Que estos personajes no piden pesetas, no expiden un fuerte hedor ni se inyectan drogas. Son figuras estáticas acomodadas en un muro o en una banca, a las que podemos mirar sin temor, incluso tocar.
Y están allí justo para eso. Para mirarlas, reflexionar y hacernos preguntas. Están acostados, caminando, sentados, en agonía, espaciados.
Ese es el imaginario que ha capturado el artista Omar Velázquez, a fuerza de gubias enterradas en planchas de maderas para mostrar a través de la xilografía y la pasquinada por la ciudad, esa otra parte de nuestro entorno urbano que preferimos borrar. El tema no es nuevo, pero sigue ahí y parece que todavía no hemos sabido cómo manejarlo.
A pocos pasos de ese paisaje, en la casita taller que recien inauguró junto a otros artistas, y que la distingue como un ¨homenaje a la pobreza¨, Velázquez habló con El Naufragio de las Palabras.
Natural de Isabela y actualmente con 24 años, el joven artista menciona que siempre estuvo interesado en el arte, pero no fue hasta que ingresó a la Universidad de Puerto Rico y se inició en los cursos de grabado que supo lo que era la gráfica. Desde entonces sigue conectado con la antigua técnica, principalmente con la xilografía.
¨Fue como un amor a primera vista, eso de reproducir la imagen y ver el acabado. Me enamoré de estar cortando la madera¨, expresa el artista, quien ha logrado llamar la atención de muchos, sobre todo este año tras su participación en la exposición colectiva ¨Papel/Ciudad: imágenes citadinas¨, en el Museo de Arte de Caguas, curada por Elsa María Meléndez.
Para esa muestra presentó una pieza que consiste de un banco realizado en cartón recolectado de la basura, sobre el cual desplegó un grabado de un deambulante durmiendo.
Velazquez convierte en belleza poética una desagradable realidad universal como lo es la existencia aún de personas deambulantes, a casi una década del comienzo del siglo XXI.
Estos personajes son recurrentes en su obra. Siempre los observa, les toma fotos y ha trabajado con ellos. Hace un año fue parte de un proyecto educativo con la entidad Iniciativa Comunitaria, la cual presta servicios a deambulantes, adictos a drogas y personas con Sida.
En dicho proyecto compartió con los deambulantes, se sentaba a la mesa con ellos para comer, enseñarles arte y escuchar sus historias. Este trabajo cambió la manera en que manejaba el tema en pequeño formato y entonces comenzó a realizar piezas a gran escala ¨para proponer más lecturas del trabajo¨, destaca Velázquez.
El deseo de plasmar el realismo dentro de las posibilidades que le permiten la xilografía, lo llevó a utilizar soluciones como la soya para envejecer y enmohecer las telas que imprime o pinta, y así impartirles ese ambiente de deterioro y suciedad. Sin embargo, gran parte de su trabajo está hecho sobre papel, e incluye desde las hojas con las listas de los números ganadores de la Lotería de Puerto Rico, hasta periódicos y cualquier papel encontrado.
El uso de esos materiales ¨pobres¨ son importantes para el artista por sus relación con la cotidianidad del deambulante. Esta es una característica del ¨arte povera¨ que surgió en Italia a finales de los 60, donde los artistas usaban materiales ausentes de valor y que podían conseguir en cualquier lugar, principalmente como crítica a la comercialización del arte como objeto.
¨A mi me gusta el arte pobre. El mundo del arte está medio revuelto (por los elevados precios) y esto es una manera de también hacer un comentario¨, declara Velázquez, quien formó parte de The Storehouse Group en la reciente edición de Scope Miami 2008.
En esta feria llamó la atención con la imagen del deambulante recostado, pero esta vez presentado en la misma plancha de madera de donde han salido los demás grabados.
En este viaje a Miami, dice pudo reconfirmar la calidad de los artistas puertorriqueños. ¨Me di cuenta que el arte latinoamericano es bien poderoso y me di cuenta que aquí en Puerto Rico estamos haciendo cosas bien elevadas. A nivel estético y conceptual estamos bien por encima¨.
No obstante, aclara que la falta de cultura no sólo en la apreciación de las artes, no nos hace ver lo que ocurre a nuestro alrededor.
En cuanto a las pasquinadas por Río Piedras, asegura que es parte de un impulso para hablar visualmente de estos personajes. De hecho, pegó uno de sus grabados sobre un banco de concreto frente al lugar donde duerme el ¨deambulante durmiente¨ real de su obra. ¿Se habrá enterado el actor real? No lo sabemos.
No es extraño ver algunos de sus personajes repetidos en varias de sus obras. Pero es que el artistas los coloca en diversos contextos y ambientes, lo cual también es reflejo de sus realidades. La misma ropa, la misma carga y todo lo demas.
Respecto a su trabajo, lo resume de esta manera: ¨Reflexiono sobre el individuo no-funcional, enajenado, anestesiado y establecido en una sociedad que transita de prisa, también trabajo con objetos masificados destinados a rellenar el vacío espiritual en contraposición a una idea utópica sobre la esencia y sensibilidad humana¨.
Por ahora, Omar Velázquez no se visualiza abandonando a sus deambulantes. Ya compartió con El Naufragio de las Palabras, algunas de las ideas que estará trabajando en el 2009 y que de seguro darán de que hablar.
Velázquez no sólo es contemporáneo porque realiza su trabajo plástico en estos tiempos, sino porque coloca sus grabados en otros contextos y le añade posibilidades para su vigencia en un ambiente artístico muy dado a otras cosas.
¿Cuál es su aspiración? Seguir haciendo arte.

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